
Rivara vivió en Haití, recorrió su geografía entre montañosa, costera y desértica, sus angulosos ríos y, sobre todo, conoció a su gente y varias de las tantas historias por contar que palpitan tierra adentro. Aquí, el autor se desprende de sí mismo para servir de canal entre tiempos, tierras y voces, pero en ese tránsito se transforma y compone una cantata donde el yo poético logra multiplicarse sin perder identidad, gana polifonía y se reconstituye. Estamos ante un poemario bilingüe que conjuga la elegía del poeta que se revuelve en su soledad con los cantos colectivos de un país que rebosa vida, historia, susurros y gritos de guerra.
101 páginas.